Las recientes noticias sobre el presunto fraude de Leo Messi, archiconocido jugador del Barça, han devuelto a mi mente la vieja polémica sobre la relación entre el fútbol y el dinero. El deporte es algo más que una actividad lúdica o una forma de ejercicio: es un espectáculo y, como tal, un negocio. Los estadios, las apuestas, las cadenas televisivas y radiofónicas son únicamente algunos de los elementos que forman parte de este entramado monetario que mueve millones en todo el globo.