El Macabucha, uno de los prostíbulos más conocidos de Burgos fue uno de los muchos escenarios de la pesadilla que Amelia Tiganus vivió durante 5 años como víctima de explotación y trata. "La pornografía es el márquetin de la prostitución, no es más que prostitución grabada y, a la vez, sirve de puente entre este supuesto mundo de la fantasía y el mundo real. Los jóvenes que violan en manada han aprendido la sexualidad con la pornografía y lo han puesto en práctica con la prostitución, es muy fácil que luego lo trasladen a la realidad".