En el curso de las últimas semanas, Francia ha sido testigo de una serie de atentados de diversa índole que han evidenciado que nuestro vecino se ha convertido en un objetivo prioritario para los grupos yihadistas. La principal novedad, a nuestro entender, reside en que la acción no es obra de un lobo solitario que actúa a la desesperada y sin preparación, sino que parece más bien el resultado de una operación cuidadosamente planificada perpetrada por un grupo que al menos cuenta con formación militar y, quizás, con experiencia de combate.