Como hablamos de Marilyn Manson y no de Pablo Alborán, éste se sintió más satánico que nunca y con las inclemencias del tiempo se vino arriba. Su público entregado creyó leer un mensaje e interpretó la tormenta como la perfecta comunión entre el cielo y la tierra. Superada la catársis de la actuación del niño Manson y mientras el DJ Fritz Kalkbrenner intentaba mantener el ambiente bajo el agua, cayeron varios relámpagos entre el público que causaron un total de 33 heridos. El concierto se suspendió de inmediato.