La caja fija, de la que se echa mano para afrontar determinados pagos sin control previo y al margen del presupuesto para su justificación posterior, supone una pequeña parte de los gastos de la Generalitat. El último año, 2013, que coincide con el que menos se recurrió a esta caja opaca, supuso el 3,2 % del capítulo de funcionamiento, frente al 8,1 % que representó en 2008. Sin embargo, ello no quiere decir que no comporte un importante desembolso económico.