El topless es una tendencia a la baja. Lo que en los años 60 y 70 se consideraba un movimiento liberador para las mujeres, hoy es rechazado por las generaciones más jóvenes. Mientras en Instagram se busca normalizar el busto al descubierto a través del movimiento
#freethenipple, la playa está dejando de entenderse como el espacio donde reivindicarlo.