La sanidad privada española (hospitales, clínicas de todo tipo, consultas), que en los últimos años ha ocupado un hueco creciente en el mercado a medida que los recortes se cebaban con la pública, se enfrenta a un dilema: ahora que es más necesaria que nunca sus ingresos, cifrados en 6.500 millones anuales, caen estos días un 85%, según la patronal que agrupa a los principales hospitales y clínicas (Aspe). Considerados como un servicio esencial, la mayor parte de los centros siguen abiertos pese a que han desprogramado toda la actividad no urge