La posmodernidad, que la llaman, esa especie de resaca intelectual de mayo del 68, nos dejó patinando las neuronas. Después de tanto correr delante de los grises, los más avispados pillaron una pértiga y entraron de un salto en los despachos del poder. Socialdemocracia, fue la fórmula única, la solución mágica para todo análisis, la tapia para cualquier alternativa. Cincuenta años después del mito de mayo, seguimos bailando con la explotación a ritmo de neoliberalismo, mientras de lejos suenan batucadas. ¿Lo escuchan?