Pedro Sánchez ha conseguido, en sólo cuatro meses, enemistarse con la mayoría de los que, en julio, le dieron su apoyo para suceder a Alfredo Pérez Rubalcaba al frente del PSOE. Primero perdió el crédito ante Susana Díaz; después, ante la vieja guardia de la época de Felipe González y Alfonso Guerra; y, la semana pasada, ante José Luis Rodríguez Zapatero, que a última hora cambió su apuesta inicial por Eduardo Madina en favor del ahora secretario general.