El 6 de enero, en su despacho de San Francisco, el epidemiólogo Jaime Sepúlveda leyó en The New York Times la noticia de una misteriosa enfermedad en China parecida a una neumonía. Sepúlveda, presidente del Consejo de Salud Global de la Universidad de California, pensó que se avecinaba “un mal bicho”. Desde ese día, reunió toda la información en un repositorio de artículos científicos que llegó a hacerse viral. Esa misma semana, recibió una grabación de Richard Feachem, eminencia mundial en enfermedades infecciosas: “Me decía que esto iba a...