Un juez debe limitarse a examinar hechos y pruebas y aplicar la ley a través de sus sentencias al caso sin ideas preconcebidas, desde principios básicos como la presunción de inocencia, el derecho a la defensa, el principio de legalidad y la seguridad jurídica. Sólo una judicatura imparcial, recta, serena y alejada de la ideología en el cumplimiento de su función, garantiza los derechos de los ciudadanos, la democracia real y la existencia de un verdadero Estado de derecho.