En España confluyen dos crisis interrelacionadas, la económica, con un modelo agotado, y la política, con unas instituciones absolutamente desprestigiadas. Subyace en todo esto una crisis moral y de valores que ha calado más hondo de lo que parece. La ganancia o el pelotazo a cualquier precio, individualismo, sálvese quién pueda y relativismo moral han sido exhibidos como principios fundamentales sin tapujos, y no sólo por la élite, precisamente. La situación de emergencia social que condena a la exclusión a un número cada vez mayor de personas