En varios países de la UE, como Gran Bretaña y Dinamarca, están discutiendo cómo parar a los terroristas-turistas, mediante la retirada de su nacionalidad o enjuiciarlos por traición. En Suecia, sin embargo, los políticos han optado por una línea más suave. El llamado 'coordinador del extremismo' del gobierno, Mona Sahlin, por ejemplo, quiere que los terroristas que regresen reciban trabajos financiados por los contribuyentes como una manera de romper su alienación.