Para reconquistar a su posible electorado, la agrupación de Podemos debería radicalizar su discurso, como lo hizo en las pasadas europeas, y ubicarse en la izquierda. Si no lo hace, si continúa moderando su mensaje para pescar en río revuelto a los indecisos del centro; probablemente será castigado por los indignados del ayer; los mismos que hace cuatro años abarrotaban la plaza Sol.