La problemática relativa al obrero de derechas no puede abordarse con simpleza o jocosidad. Junto a elementos que se prestan a la chanza existen otros que deberían provocar una autocrítica seria de las posturas progresistas. Sin ánimo de ser exhaustivo o dogmático y menos aún de sentar cátedra en la facultad de derecho, fosilizada y de espaldas a la realidad, el sujeto cuyo estudio abordamos en el presente artículo admite, cuanto menos, las siguientes modalidades: