Este profundo sueño hizo que en alguna ocasión Felipe no atendiera al toque de diana a las 6:30 de la mañana, recibiendo por ello el consiguiente castigo que le impedía disfrutar del fin de semana libre. Y es que el incumplimiento de cualquier norma, por leve que sea, supone el pago de ese precio. Además, Felipe tuvo otras faltas sonadas como escaparse a una discoteca escondido en el maletero del coche de un escolta.