Anticonceptivo masculino: «Han dado con la tecla en el mecanismo, es como bloquear un interruptor»

Laura Inés Miyara
Laura Miyara LA VOZ DE LA SALUD

EL BOTIQUÍN

Luz Candenas es científica titular del CSIC.
Luz Candenas es científica titular del CSIC.

La investigadora en biología de la reproducción analiza el nuevo anticonceptivo masculino que podría servir para crear una píldora para hombres

20 feb 2023 . Actualizado a las 10:07 h.

Por mucho que se insista en el uso del preservativo que, además de evitar el embarazo, ayuda a prevenir distintas infecciones de transmisión sexual, lo cierto es que, a día de hoy, la anticoncepción sigue recayendo mayormente en las mujeres. En gran medida, esto se debe a la falta de opciones para los hombres en el mercado. Las discusiones sobre la búsqueda de una píldora anticonceptiva masculina siempre están marcadas por un tono de utopía, como si nadie creyera que puediera llegar a hacerse realidad. Pero un estudio reciente publicado en Nature Commnuications viene a cambiar ese paradigma. La investigación, llevada a cabo por el Weill Cornell Medicine College de Estados Unidos, ha desarrollado un fármaco capaz de disminuir de forma rápida, efectiva y temporal la fertilidad en ratones. Se trata de un avance basado en la inhibición de la enzima adenilil ciclasa (sAC), que tiene un rol crucial en la motilidad de los espermatozoides. De la mano de Luz Candenas de Luján, científica titular del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) e investigadora en biología de la reproducción, analizamos estos hallazgos y su potencial en el camino hacia una anticoncepción masculina oral.

—¿Cómo funciona este nuevo fármaco?

—Los espermatozoides, después de la eyaculación, no son capaces de fertilizar al ovocito. Esto se descubrió en el año 1951, y hasta ese momento, era uno de los grandes problemas de la reproducción asistida. Justo después de la eyaculación, no son capaces de hacerlo. Para poder fertilizar al ovocito, necesitan sufrir una serie de cambios que se producen en el aparato reproductor femenino a medida que el espermatozoide avanza a través del útero y llega a las trompas, que es donde se encuentra con el óvulo y donde se produce la fertilización. Todos esos cambios tienen un interruptor, una señal que los activa, y te vas a sorprender: es el contacto con un medio rico en bicarbonato, esa sal que tenemos todos en nuestra casa y que usamos cuando tenemos acidez. Cuando el esperatozoide se pone en contacto con un medio rico en bicarbonato, ese bicarbonato entra rápidamente en el espermatozoide y activa la sAC, la enzima sobre la que actúa el fármaco del estudio. Esa sAC es la que desencadena todos los demás pasos necesarios para que el espermatozoide sea capaz de fertilizar. Han ideado un fármaco contra ese primer paso, entonces, los espermatozoides ni siquiera se mueven. Al ser un paso tan inicial, tiene la gran ventaja sobre otros tratamientos de que es de un solo uso. Y el otro gran avance es que no es un tratamiento hormonal. Porque los tratamientos hormonales siempre tienen muchísimos efectos secundarios.

—¿Este mecanismo de acción es efectivo en humanos?

—Como siempre, hay que tener en cuenta que estamos ante un estudio en ratones. En muchos fármacos, ocurre que el paso de ratones a hombres no da los resultados esperados. Entonces, a lo mejor no es este fármaco en concreto el que va a ser efectivo en humanos, pero sí que han encontrado la vía sobre la que hay que buscar. En el ratón, después de la cópula, el paso del espermatozoide al útero es mucho más directo que en los humanos. En humanos hay una gran retención en la vagina, que es un medio súper ácido. Entonces, puede que eso dificulte el paso a humanos. Pero estoy hablando de posibles dificultades que puede que no se produzcan.

—¿Qué particularidades tiene la enzima sAC?

—La sAC de los espermatozoides es muy específica, se encuentra de forma bastante exclusiva en los espermatozoides. Pero hay otra isoforma de esta enzima que se encuentra prácticamente en todas nuestras células. Este fármaco en concreto inhibe todo tipo de sAC. Ojalá encontraran un fármaco que inhibiera de forma selectiva la isoforma más específica de los espermatozoides, ese sería quizás un fármaco mejor. En cualquier caso, han dado con la tecla en el mecanismo, que es muy adecuado. Es como si bloqueas un interruptor: eso bloquea todo lo demás y no inhibes la espermatogénesis ni las relaciones normales. Tiene todas esas ventajas.

—¿Cuál sería el siguiente paso para continuar desarrollando esto?

—Estos investigadores ya tienen una batería de fármacos. Este es, por el momento, el que mejor les ha funcionado, lo que quiere decir que en ese grupo hay químicos que van a seguir investigando fármacos que sean más potentes y más efectivos en el caso de que este no lo sea. Y por ahí hay que seguir. Uno de los pasos fundamentales es que sea suficientemente duradero el efecto. Es decir, que el fármaco no se separe enseguida del espermatozoide, sino que se mantenga unido. Porque si se separa muy rápido, se pierde el efecto, y ese es el problema que han tenido con otros fármacos de la serie. Ellos lo comparan con la Viagra, que tiene un mecanismo muy similar, pero a la inversa: aumenta unos mensajeros similares a los que este fármaco inhibe. Es un compuesto de uso ocasional y, al ser de uso ocasional, la Viagra ha demostrado que cuando se usa de manera continuada tiene efectos secundarios que pueden ser importantes. Pero el uso ocasional evita muchos efectos secundarios.

—¿Este fármaco contra la sAC, entonces, sería de uso ocasional?

—Sí. Tal y como está planteado, se puede llegar a un fármaco que se tome tres horas antes de la eyaculación y, en 24 horas desaparece el efecto. A lo mejor pueden llegar a encontrar uno que tenga efectos mucho más duraderos, pero el mecanismo va dirigido a un uso ocasional, a un solo uso. Si se utiliza con regularidad, seguramente habrá efectos secundarios.

—¿Qué faltaría para que esto llegue a aprobarse en humanos?

—Este es el terreno de la especulación. Primero, ahora se empezarán los ensayos clínicos. Y los ensayos clínicos tienen muchas fases. En el artículo, los investigadores explican que lo han usado en espermatozoides humanos, pero aislados. Y ya saben que la sAC del espermatozoide humano también es sensible a este fármaco, eso lo han demostrado. Pero los pasos ahora son largos, porque hay muchos requisitos para que un fármaco pase a la clínica. Hay que ver si realmente pueden demostrar en humanos lo que han demostrado en ratones.

—¿En los ensayos clínicos veremos los efectos secundarios?

—Normalmente, no se suelen ver, salvo que sean muy importantes. En general, los efectos secundarios se ven cuando el fármaco está al alcance de las personas y se empieza a utilizar, al cabo de años. Esto ha pasado en muchos casos. Hay antibióticos que ahora se utilizan para tratar la diabetes porque se ha visto que la gente mejoraba de la diabetes cuando los utilizaba. El famoso omeprazol nos lo vendieron durante años como la panacea y hoy en día se sabe que tiene bastantes efectos secundarios. En esos ensayos clínicos que se hacen para sacar un fármaco al mercado, tiene que haber efectos secundarios muy importantes para que se detecten y eso tire abajo el fármaco. La Viagra, por ejemplo, se ha visto que puede tener efectos muy severos, e incluso producir la muerte, pero no se la ha quitado de la clínica, porque son casos muy aislados. Y los médicos avisan de los efectos secundarios que tienen. Pero siempre que el beneficio sea mejor y mayor que el riesgo de efectos secundarios, en general, se sigue adelante.

—¿Por qué es tan largo el camino para que este anticonceptivo llegue al mercado?

—Hay tres fases de ensayos clínicos. La primera es la más fácil de pasar. Muchos fármacos se caen en la fase 3, que es cuando hay un empleo en voluntarios humanos. Por ejemplo, la vacuna del covid-19, antes de pasar al público general, hubo unos voluntarios que estuvieron probándola a ver si era efectiva y no causaba otras enfermedades. En el caso de la vacuna, como la necesitábamos tan rápido, la fase 1 y la fase 2 fueron más rápidas de lo que es habitual en un fármaco. En los antitumorales, los ensayos se realizan muchas veces en los propios pacientes, porque siempre se mira la relación beneficio-riesgo. Para un paciente que ya está desahuciado, que le des a probar un fármaco solo le puede resultar beneficioso, entonces eso hace que se prueben muchos más. Pero en la fase 3 se quedan muchísimos fármacos, y son unos ensayos costosísimos, una empresa pequeña no puede arriesgarse a llegar a la fase 3 y que se lo tumben. En el caso de este anticonceptivo, los investigadores del estudio no indican en qué fase están. Solo indican que son ensayos en ratones y lo proponen como una vía que abre la puerta al desarrollo. A lo mejor, están haciendo ensayos clínicos que publicarán en un próximo artículo.

—¿Por qué es tan difícil desarrollar una píldora masculina con respecto a las femeninas con las que ya contamos desde hace décadas?

—Mi opinión es que se habría podido desarrollar algo de tipo hormonal, inhibiendo la espermatogénesis y, por lo tanto, la producción de espermatozoides. Se ha hecho, pero no puedo decir si los efectos secundarios son mayores o menores que los de la píldora femenina, que tiene efectos muy importantes. Hasta hace pocos años, todos los ensayos clínicos de medicamentos se realizaban en hombres, con lo cual, a las mujeres si les funciona, bien, y si no, te aguantas. En el tema de la reproducción, hay muchísimos artículos sobre el aparato reproductor masculino, y si buscas estudios sobre el femenino, te cuesta encontrar referencias. No hay prácticamente estudios sobre el aparato genital externo femenino, mientras que del masculino hay hasta estudios sobre la relación con la raza. Pero en este tema, lamentablemente, parece que los embarazos solo afectaran a las mujeres.

Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara
Laura Inés Miyara

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.

Redactora de La Voz de La Salud, periodista y escritora de Rosario, Argentina. Estudié Licenciatura en Comunicación Social en la Universidad Nacional de Rosario y en el 2019 me trasladé a España gracias a una beca para realizar el Máster en Produción Xornalística e Audiovisual de La Voz de Galicia. Mi misión es difundir y promover la salud mental, luchando contra la estigmatización de los trastornos y la psicoterapia, y creando recursos de fácil acceso para aliviar a las personas en momentos difíciles.