No es una rata, ni un topo, ni una musaraña. “Es nuestro ornitorrinco, parece que está hecho de trozos de otros animales y se nos está yendo a una velocidad pasmosa”, decía el biólogo Jorge González Esteban en el reportaje de El País que me puso tras la pista del desmán ibérico. Y no le falta razón: hablamos de un mamífero con trompa y patas palmeadas tan poco conocido que está al borde mismo de la extinción.
Y solo vive en la península ibérica.