Cuántos hijos de voces diferentes engendra España, áspera y bravía, fiera madre que cánida a su cría igual muestra sus pechos que sus dientes.   ¿Por qué permites madre tanto daño? ¿Qué deuda tenebrosa, qué servicio te exige desde antiguo el sacrificio de tantos primogénitos al año?.   España temeraria, la primera que ofrece al forastero generosa la llave de sus piernas, diligente   en prodigar favores a cualquiera que amplíe su progenie caudalosa en hijos que...

"Miré los muros de la patria mía,
si un tiempo fuertes, ya desmoronados,
de la carrera de la edad cansados,
por quien caduca ya su valentía.

Salíme al campo; vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados,
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa; vi que, amancillada,
de anciana habitación era despojos;
mi báculo, más corvo y menos fuerte;

vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte."

Francisco de Quevedo Villegas (1580-1645): "Miré los muros de la patria mía", soneto de publicación póstuma en 1648.