Tal día como hoy del año 1307, hace 715 años, el conde-rey Jaime II decretaba la ilegalización de la Orden del Templo en los territorios de la Corona catalanoaragonesa. Aquel decreto fue el pistoletazo de salida de una terrible persecución que se traduciría en centenares de detenciones y condenas sin juicio y en la confiscación del patrimonio templario (formado por castillos, derechos señoriales sobre extensos territorios, caballos, armas, y obligaciones contractuales de naturaleza mercantil pendientes de cobro). No obstante, a diferencia de lo que pasó en los reinos de Francia o de Inglaterra, la cancillería de Barcelona no promovió la ejecución de los templarios; sino que los condujo a un discreto exilio en varios puertos del Mediterráneo.

La Orden del Templo había sido creada en Jerusalén por un grupo de nueve caballeros franceses liderados por Hugo de Payens (1119). Su ideario (la protección de los peregrinos cristianos que viajaban a Tierra Santa y la restauración del dominio cristiano en la región de Oriente Próximo), se divulgó rápidamente entre los estamentos nobiliarios de la Europa de la época; y en 1131 ya se había establecido en Catalunya (el primer territorio peninsular que acogería la orden templera). Las fuentes documentales revelan que en 1131 hay un grupo de templarios catalanes, dirigidos por Pere Bernat (canciller de Ramón Berenguer III, conde independiente de Barcelona); que protocolizan la primera donación que recibe la orden: una finca llamada "Mansus Dei" (el Caserío de Dios), situada en Trullars (Roselló).

Durante los dos siglos siguientes, los templarios catalanes y el patrimonio de la orden se multiplicó. El Principado de Catalunya y el reino de Francia fueron los territorios donde la orden templera arraigó con más fuerza; y este dato queda patente en la relación de sus dirigentes. Durante los ciento noventa y cinco años de existencia (1119-1314); la Orden del Templo tuvo veintitrés Grandes Maestros: veinte franceses y tres catalanes (Arnau de Torroja, Guillem d'Erill y Pere de Montagut). También, durante este periodo ganaron la propiedad o la dominicatura señorial de extensas piezas del suelo en la plana de Urgell, el bajo Segre, el bajo Ebro, Mallorca y en la Horta de Valencia. Incluso, se plantearon la creación de un estado templario sobre un amplio dominio entre el Ebro y el Millars.

Imagen principal: Representación de un grupo de árabes andalusíes. Fuente: Archivo de ElNacional.