Entre príncipes distinguidos y jefes de Estado democráticos aparece, de repente, su nombre. El nombre de quien dirigió un régimen criminal que persiguió y asesinó a miles de personas. El nombre de un tirano. Pese a todo y pese a tanto, Francisco Franco se mantiene aún hoy entre las personalidades agasajadas con la más alta condecoración que otorga el Vaticano.