Finalizada la sesión, cuando el premio Nobel de Física en 1921 se disponía a partir, Sasse se le acercó y le pidió una sonrisa para tomarle una fotografía. Ya sea por cansancio o harto de la persecución de los reporteros, cuenta Jerome, Einstein le sacó la lengua, y Sasse fue lo suficientemente rápido como para capturar el gesto con su lente. Después de un debate entre los editores, quienes pensaron en un inicio que la foto podría ofender al científico, la agencia decidió publicarla.