Siempre se dice que las prisas son malas consejeras y en la prensa escrita más aún, ya que para bien o para mal todo queda escrito. Antes de entrar en imprenta un periódico ha sido revisado (teóricamente) en su totalidad, pero en ocasiones se escapan titulares con doble sentido, errores ortográficos y escritos mal redactados o traducidos.