“Una mujer puede ser de cualquier manera, igual que un hombre”, explica Lozano. “Entendemos, históricamente, que ser femenina es ser delicada, ser amable, no molestar, tener buena presencia, cuidar, ser obediente y cariñosa…”, añade Méndez. “Hemos vivido en un doble discurso. Nosotras nacimos en democracia y nos dijeron que éste era un mundo donde primaba la igualdad, pero a la vez nos pidieron: ‘siéntate bien, no hagas eso, ten cuidado, dame un besito, las niñas no dicen esas cosas, ponte guapa...’"