La economía global del siglo I, dominada por el Imperio Romano, tenía un sistema bancario, una moneda que se usaba tanto en Italia como en la península ibérica o Britania y un sistema legal unificado. Los documentos históricos son escasos, pero un estudio del alemán Deutsche Bank calcula que Roma controlaba el 25% de la producción mundial y que su sombra imperial se extendía por gran parte del planeta. Según el estudio, sus principales rivales eran Parthia –aproximadamente lo que hoy es Irán – y los bárbaros de Alemania, que apenas generaban un