En plena Primera Guerra Mundial, en el frente occidental, en un punto a lo largo de las trincheras que se extendían por Francia y Bélgica, el día de Navidad de 1914, los soldados alemanes y británicos protagonizaron una inesperada tregua: dejaron de matarse, salieron de las trincheras, confraternizaron, intercambiaron comida y cigarrillos, y acabaron disputando uno de los partidos de fútbol más célebres e inspiradores de la historia.