Los rumores empezaron a aparecer a finales de 2013. Decían que había renunciado a última hora a participar en una comedia porque era incapaz de aprenderse sus diálogos. Él, que se preció siempre de su memoria eidética, un don que ni siquiera veinte porros diarios pudieron mermar, ahora padecía los síntomas del Alzheimer. La razón de sus ausencias a los bacanales que asistía desde la década del ochenta y de su confinamiento en sus míticas mansiones de Mulholland Drive, se debía a que Jack ya ni siquiera podía recordar su nombre.