CIMON no fue construido para ser solo una especie de juguete, sino algo que sea realmente útil. Para ello goza de bastante autonomía, siendo capaz de ver, escuchar, comprender y hasta hablar con los astronautas gracias a la inclusión de cámaras, micrófonos, sensores y procesadores. Al estar controlado por voz, los astronautas pueden asignarle tareas o darle órdenes sin dejar de hacer lo que estén haciendo en caso de tener las manos ocupadas, pudiendo suministrar el asistente instrucciones y datos derivados de resultados.