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Las ardillas ayudaron a propagar la lepra entre los humanos en la Inglaterra medieval

Un estudio genómico sobre la historia de la enfermedad aporta nueva información sobre las epidemias de origen animal

Las ardillas se revelan como transmisoras de enfermedades en el medievo.
Las ardillas se revelan como transmisoras de enfermedades en el medievo.HIMANSHU SHARMAAFP
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El 70% de las enfermedades emergentes y la mayoría de las grandes pandemias conocidas han sido causadas por zoonosis, por infecciones de origen animal. El SARS-CoV-2 es sólo uno de los más recientes en la larga lista de patógenos que saltaron de la fauna al ser humano y los científicos aseguran que no será el último. Mientras tanto, para entender la evolución de virus y bacterias es fundamental saber más sobre cómo aparecen y evolucionan hasta poder afectar a las personas. En este sentido, este viernes la revista Current Biology publica una investigación que revela cómo las ardillas rojas inglesas fueron en su día un importante huésped de Mycobacterium leprae, el patógeno responsable de la lepra en humanos.

La lepra (o enfermedad de Hansen) es una de las dolencias más antiguas identificadas en la historia de la humanidad - se han encontrado rastros en momias egipcias- y hoy sigue siendo frecuente en países de Asia, África y Sudamérica. Aunque los científicos han rastreado gran parte de la historia evolutiva de la micobacteria que la causa, hay debates sobre cómo pudo comenzar a circular entre las personas a partir de animales. Algunos indicios apuntaban a que las ardillas rojas de Inglaterra podían haber servido de huésped en la dispersión durante el periodo medieval.

En este nuevo estudio, los investigadores examinaron muestras de ADN de un pequeño grupo de restos humanos y de ardillas procedentes de dos yacimientos arqueológicos de Winchester. Esta ciudad del sur de Inglaterra contaba con un lazareto y era conocido por ser un importante punto de comercio peletero. En la Edad Media, la piel de ardilla era una de las más utilizadas en la confección de prendas de vestir. Además, mucha gente también capturaba ardillas para guardarlas como mascota.

Para saber más

"La historia de la lepra es en realidad mucho más compleja de lo que se pensaba", explica Verena Schuenemann, de la Universidad de Basilea (Suiza), autora principal del artículo. "Hasta ahora no se había tenido suficientemente en cuenta el papel que pudieron desempeñar los animales en la transmisión y propagación de la enfermedad en el pasado; nuestra comprensión de la historia de la lepra será incompleta hasta que no se tengan en consideración estos huéspedes".

En este trabajo, Schuenemann y su equipo lograron reconstruir cuatro genomas distintos que representaban cepas medievales de M. leprae, incluido el de una ardilla roja. Un análisis para desentrañar las relaciones entre ellas demostró que las cuatro pertenecían a una misma rama del árbol genealógico de M. leprae. También apuntaron a una estrecha relación entre la cepa de la ardilla y una de las humanas, hallada en los restos de un hombre que vivió en el periodo medieval en Winchester.

De hecho, los autores explican que la cepa hallada en la ardilla medieval está más conectada con las cepas humanas de la Winchester de la época que con las cepas modernas halladas hoy en ardillas en Inglaterra, lo que indica que en ese periodo histórico la infección circulaba entre personas y animales de una forma más intensa de lo que se pensaba.

Enfermedades endémicas

Los investigadores subrayan la relevancia de su hallazgo en la actualidad, ya que consideran que estudiar a los animales huéspedes es fundamental para comprender la persistencia contemporánea de enfermedades endémicas, a pesar de repetidos intentos de erradicación. Especialmente en un momento en el que la deforestación y la destrucción de la biodiversidad aceleran la aparición de nuevos males, de manera que se espera que sean más frecuentes en las próximas décadas.

"Nuestros hallazgos ponen de relieve la importancia de incluir el material arqueológico, en particular restos de animales, en el estudio del potencial zoonótico a largo plazo de una enfermedad: sólo una comparación directa de cepas humanas y animales antiguas permite reconstruir episodios de transmisión a lo largo del tiempo", explica Sarah Inskip, de la Universidad de Leicester (Reino Unido), coautora del estudio. "En la pandemia de la COVID-19, la búsqueda de los huéspedes animales ocupó el centro de atención para comprender la aparición y persistencia de la enfermedad", señala la investigadora. "Nuestra investigación demuestra que existe una larga historia de enfermedades zoonóticas, y que han tenido y siguen teniendo un gran impacto sobre nosotros".