No es un caso aislado. Ahora ha sido David Jimenez, corresponsal en Asia de El Mundo, pero antes fue Ramón Lobo, periodista estrella de El País. Y como ellos, son bastantes los reporteros que denuncian algo inaudito: tras la dulce pantalla de la solidaridad y la entrega de las ONG, se esconde en ocasiones la corrupción, la rapiña y la falta de vergüenza. A raíz de este reportaje, muchas personas vinculadas a las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) se han quejado de los efectos perniciosos que puede tener la generalización porque, tal y como afirman, la gran mayoría de ONG desarrollan un trabajo encomiable.