En el nuevo paradigma de juego, el Barça ha dejado de tener un mediocentro al uso, un ‘4’. Ahora tiene en su lugar a Messi con la brújula en la mano tomando las decisiones desde una banda, como si fuese la prolongación del entrenador sobre el césped. Tras meses de dudas y ensayos, de pruebas y titubeos, Luis Enrique ha tomado tres decisiones que parecen irreversibles a corto plazo: priorizar las transiciones, alinear a quienes más gustan del va y viene y darle la brújula en exclusiva a Messi. Por fin Luis Enrique es fiel a sí mismo.