Paul Biggs, de Longlevens, un pueblecito de Glucestershire, Inglaterra, no daba crédito cuando el cartero le entregó en mano un christmas enviado por sus amigos de Bitburg, en Alemania, y con una sola palabra escrita en el anverso: Inglaterra. Así, en general. El reputado servicio de correos inglés, el Royal Mail, siempre ha presumido de sus “detectives de direcciones” pero en esta ocasión estaban incluso por encima de sus estándares.