No te rayes, pero no vamos a evaluar aquí si eres pijo o pija, con abolengo, pedigrí y denominación de origen. Solo por tus apellidos es imposible saber si eres un pijo de verdad, o un simple y vulgar wannabe cani o poligonero...

Hoy en día, con una extrema derecha celebrando su llegada a cientos de ayuntamientos y su probable entrada en el gobierno nacional, cuesta imaginar una época en la que los 'pijos', la parte más adinerada de la sociedad, sintieran que la tierra temblaba bajo sus pies. Pero con la llegada de la democracia a finales de los años 70, no solo las personas adeptas al régimen, sino la mayor parte de la clase alta de nuestro país, sintió que era posible que las prerrogativas de las que hasta entonces habían disfrutado se esfumaran.

Hace casi dos décadas, nos decidimos a infiltrar a uno de nuestros hombres más talentosos, valientes y aguerridos en el Planeta Pijo...

Hay dos canciones, una de 1972 y otra de 2004, que, a pesar de estar separadas por treinta de años de historia, hablan exactamente de la misma persona. Una es de Joan Manuel Serrat y describe a una chica educada por una nurse vesánica, típicamente británica que anda los domingos en la hípica y a las dos en José Luis. La otra es de Francisco Nixon y pinta el retrato de una moza que va a clases de sevillanas y se mueve por la ciudad en coches de tres millones. Una se titula “Muchacha típica”, otra “Adoro a las pijas de mi ciudad”.

“Otro tipo de gente acomplejada: los que viven en adosados”, empieza señalando uno de los participantes del podcast en el fragmento que se ha compartido en TikTok, mientras el resto de los integrantes se parte de la risa. Ante la pregunta ‘qué son los adosados’, un joven vuelve a señalar: “Es un chalet partido por la mitad. Es como un piso pero con piscina”. Pero no solo eso, otra de las participantes añade: “Yo creo que eso son cosas que te motivan en la vida. En plan, a ver cuándo le compro la otra mitad.

Su hijo le anima a probarlo por primera vez sin ningún éxito. «Yo estes pijaes no les como»

A finales de la década de los 70 un grupo de pijos aficionados a las artes marciales empezaron a plantar cara a los macarras que incursionaban en el centro de Madrid para robarles sus New Balance. Esta es la verdadera historia de la Panda del Moco.

Utilizar la palabra pijo para definir la manera de comportarse de alguien puede resultar ofensivo o todo lo contrario. Dependiendo de quién, cómo, cuándo, dónde se utilice y en qué circunstancias se diga puede resultar ofensivo o todo lo contrario. Pijo como defecto o pijo como manera de vivir. En este caso, grupo de personas muy heterogéneas que manejan códigos comunes que tienen que ver con un estilo de vida parecido y currículums laborales similares donde la globalización forma parte de su día a día.

Los "Niños Ricos de Instagram" ostentan su lujoso nivel de vida mostrando sus compras, sus relojes de miles de dólares, autos, viajes y posesiones sin ningún pudor.

Puede que sea un bulo, como tantos otros que corren por las redes sociales, pero en estos tiempos tan derechosos no sería nada extraño. Un tuit anunciando la próxima apertura de un selectivo Club Premium del Medicamento, foto incluida, en el elitista barrio de Salamanca de Madrid ha levantado tal polvareda en Twitter que el hashtag #EnfermedadesPijas, se ha colocado en cabeza de los Tremending Topic.

Camisas amplias, pantalones pitillo, jersey cruzado, pelo largo y una jerga propia. Casi simétricos, sacados de un mismo molde: Instagram. Hay quien dirá que se trata de los pijos de toda la vida, pero los postus son un orbe lleno de matices que va más allá de las capeas y las puestas de largo. Tras observarlos detenidamente en la calurosa noche madrileña, he comprobado que se trata de una subespecie del pijo común. Son como una canción de Taburete, suenan bien, pero no tienen sentido.

Para ser un buen bakala en los noventa, o al menos uno con estilo, había que tener alguna camiseta de Boy London o Destroy, zapatillas contundentes New Balance o Nike Air Max y unas cuantas gorras para combinar. Pero, sobre todo, era imprescindible llevar plumas, y no uno cualquiera. Aunque ya hay una generación que ha vivido sin ellos, los plumíferos de Pedro Gómez fueron una presencia habitual en los clubes de música electrónica que, en los noventa, conformaron la Ruta del Bakalao.

Taxistas haciéndose de oro en las protestas pijas del barrio de Salamanca.

Un padre se grabó junto a su pequeño y comenzó a llorar de mentira. El chico no pudo evitar llorar también y cuando su papá le demuestra que era broma vuelve a sonreír.

Trucos para cortar una cebolla sin llorar, explicados por la ciencia La cebolla es uno de los vegetales más sabrosos. Sin embargo, tiene un efecto secundario que provoca que muchas personas no la cocinen: el molesto picor de ojos

Rottweiler despierta para encontrar a su gemelo Hank, había pasado durante la noche y se ha ido al cielo. Brutus no quiere dejarlo y no se mueve, por el que se en la parte superior de la cabeza. Brutus nunca se quejó ni gritó de dolor los dos años que le he tenido ... Llorarás seguro con este vídeo

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