En la Navidad de 1988, Marta Sánchez, esa artista a la que confundían con Madonna en Estados Unidos y que de pequeña quería ser extranjera y llamarse Haddaway, fue la estrella invitada del programa de La Trinca ‘Tariro, tariro’. El programa normalmente tenía un punto picantón, como ya deja entrever su nombre, mas por ser Navidad en aquella ocasión el público lo tomaron los niños. Durante las diferentes intervenciones de Marta, afirmó referido al público adolescente que “inocencia proverbial no hay ya en esta edad, están aprendiendo muy deprisa"