Si hoy hay quienes están dispuestos a pagar miles de euros por un iPhone de oro, hace años hubo quien anunció un portátil de un millón de dólares que jamás llegó a existir. O tenía almacenado todo el porno del universo o su precio resulta inexplicable. Y aun así resulta difícil justificar que fuera a salir al mercado el portátil más caro del mundo: el ordenador del millón de dólares.