Algunas hacen unos dulces para chuparse los dedos, pero poco más… La vida de una sierva de Dios no está precisamente llena de aventuras y días llenos de acción y adrenalina. Si tu trabajo base es rezar, no esperes una rutina movidita. Sin embargo, más allá de los supuestos votos de pobreza, obediencia y castidad, algunas monjitas también saben disfrutar un poco de la vida. O, al menos, siempre lo han intentado sin llegar a incumplir excesivamente su contrato con Dios. ¿O acaso el jefe supremo ha dicho alguna vez algo respecto al tabaco?