En EE.UU el 45% de los demócratas no querrían que sus hijos se casaran con un republicano, tampoco el 35% de estos con un demócrata. La política no une, no fraterniza, no armoniza la sociedad, sino que la polariza, la divide, la separa. Hace que nuestros vecinos pasen a ser nuestros enemigos políticos y que vivamos confrontados con ellos, que no queramos mezclarnos con ellos, que los veamos como una amenaza para nosotros. La política es la dicotomía amigo-enemigo, por eso fragmenta la sociedad, porque nos convierte en enemigos de los otros.