Lo que aprendí de las congregaciones

El hombre para conocer al Dios verdadero no necesita a las congregaciones, pero las congregaciones siempre necesitanán del hombre para existir.

Hace aproximadamente 3 años que llegué en una situación desesperada a una iglesia, en ella me acogieron, me dieron aliento, me contuvieron y me hicieron presa de una palabra que hasta hoy no se definiría si provenía de Dios.

Siempre amé mi libertad o libre albedrío, como sea que quieran llamarle, el valor más grande que siempre he tenido es conseguir todo lo que me proponía, todo, como solía decir: yo me salgo con la mía. Más en esos 3 años, aunque pude recomponer mi ánimo, no solo perdí todo, sino que también me perdí como persona, perdí mi individualidad, alguna vez una deidad que hasta entonces desconocida, cuya única palabra profética era mi conductor de vida y que me había obligado a reconocer que ese era mi destino final, su voluntad, no la mía.

Moralmente destruida, resignada a tener que obedecer por miedo y aceptar, como nunca lo hice antes, la cachetada del prójimo, poniendo - literalmente - la otra mejilla. Fue entonces que un día de rodillas le dije a ese Dios: Si existes muéstrame la salida. Así fue.

A los dos días llegó a mis manos un libro, uno que temí leer por llevar una verdad llamada por los cristianos: diabólica, una lección sobre como el hombre es libre para atraer a su vida lo que desea, que existe un Dios, pero no amedrenta, no castiga, no toma tu dinero, no te quiere someto, es tu creador y te ama. Ese Dios que no responde a tus necesidades, sino a tu fe. Y se hizo la luz.

Allá afuera existe una verdad, contada por maestros desde tiempos remotos, una verdad explicada en el Kybalion , por Helen Hadsell , por Wayne Dyer y por Lain García Calvo. De todos estos, los últimos son menos polémicos, hoy en día ya no hay persecución por causas de fe, pero en los tiempos del Kybalion o en los de la Inquisición "Santa", se les habría conocido como herejes o brujos. Grabar que en su tiempo se crucifico a quien nos dijo que la verdad nos haría libres. Entonces ¿Qué es la verdad? La verdad es que desde que somos niños somos influenciados a creer conforme la enseñanza y el ejemplo de nuestros padres, esa es la forma en la que interpretamos y otorgamos significado a los episodios y situaciones de nuestra vida, así es como hemos interpretado la biblia.

A nadie jamás se le regalará como primer libro una biblia, puede que si, pero no conozco a nadie, sin embargo, en la vida adulta cuesta entenderla, por supuesto algunos pasajes más que otros, es entonces que por alguna u otra razón, ya sea ​​por costumbre o tradición, acudiendo a una congregación, la que fuera, recibiendo la particular interpretación del predicador en turno.

Es cierto, no podemos decir que todas las congregaciones sean iguales, pero grabamos muchas de ellas con mi madre en la infancia y puedo decir que tienen factores comunes, atrapan tu mente para hacerte creer que no puedes ser tu solo, que con tus fuerzas jamás conseguirás nada, a través de ellos y de tus diezmos alcanzarás tus anhelos, que si caes en desgracia debes aceptar la voluntad de Dios que así lo quiso, que si tuviste un desliz es culpa del enemigo (el diablo), siga orando y venga a la iglesia, tenga temor de desobedecer por que ¡Ay! del que caiga en manos de un Dios vivo, etc., etc., etc.

Se ha usado la biblia, una verdad real, para justificar millones de mentiras.
Tantas veces se ha culpado al enemigo por todo lo malo que nos pasa que siento pena por el pobre diablo.

Para ponernos en contexto, hoy en día de seguro tenemos mil palabras más en nuestro vocabulario que hace mil años, así como un día esos vocablos quijotescos nos hicieron dejar un lado su obra mas representativa, la biblia fue escrita en hebreo, cuando el lenguaje no tenía la evolución de hoy, probablemente parte de su esencia se perdió en las innumerables traducciones. Por ejemplo, cuando Jesús dice que si tu mano es el objeto de pecado, las cortes, no quiere decir que para conectar con Él debas tomar un cuchillo y apartarla de tu cuerpo, quiere decir qué evitas qué es lo que conduce a la acción de pecar

La voluntad de Dios no es aceptar la vida como viene, quiere decir que elijas la vida que desee llevar a cabo viendo el resultado final y agradeciendo por ello, que el como se hará realidad se lo dejes a Dios, porque de una forma u otra lo , esa es la verdadera fe, la convicción de lo que no ve y no llorar de rodillas por 24 horas.

Desde que comencé a estudiar sin limitaciones mentales, sin prejuicios y sin ataduras religiosas y habiéndome alejado de las congregaciones, me volví a tomar mi biblia y entendí se hizo tan claro como la mañana. No es difícil, todos pueden hacerlo, pero nos enseñamos que es aburrido, que es difícil, que no sabemos como.

En esos años cuando siempre tuve todo lo que quise, me di cuenta de una manera u otra se realizaba porque yo creía que así sería, sin dudar, y por supuesto lo lograba, no dependía de congregación alguna. Cuando comencé a delegar mi éxito a las palabras de Dios a través de un predicador, perdí todo, cuando comencé a echarle una culpa al diablo, perdí todo.

No debería ser un grupo de personas manipular sus vidas prometiéndoles una salvación que es específicamente personal, eso también lo dijo cristo, y significa que no es necesario ir a la iglesia todos los domingos, lunes o toda la semana, la salvación es personalmente relacionada a que debes salvar tu mente, por que de ella proporciona los pensamientos y las emociones, y como bien dice una biblia de lo que hay en el corazón habla la boca, por lo tanto, se salva en la mente para no pecar en esencia y mantenga su verdadera conexión con Dios, sin mediaciones, sin pastores, sin congregaciones.