El mando Logitech usado para manejar el submarino OceanGate comienza a agotarse

La historia en torno al submarino no deja de dar nuevas noticias alejadas del fatídico final de sus tripulantes, y es que el mando de Logitech usado para su control, está comenzando a agotarse. En concreto, el submarino OceanGate, donde cada plaza tenía un coste de 250.000 dólares para ver el Titanic, se controlaba por medio de un mando inalámbrico Logitech F710. Esto se ha hecho muy viral. Si bien a la hora de la verdad, es lo "normal", los memes no han dejado de surgir en Internet, hasta el punto de afectar a las acciones de Logitech.

En concreto, las acciones terminaron cayendo en un 3,4% después de que se conociera que el submarino OceanGate se manejaba con uno de sus controladores. En los momentos más críticos, las acciones de la compañía experimentaron picos de caídas de hasta un 11%.

Esto es lo que sabemos del Logitech F710 que controlaba al submarino OceanGate

Partimos por un mando con diseño inalámbrico a 2,4 GHz. Su punto fuerte está en los joystick, los cuales eran los que podían controlar el movimiento del submarino. Estos joystick tenían una especie extensor para los pulgares fabricado en 3D que facilitaba aún más su control con más precisión. Que las acciones de Logitech se vieran perjudicadas están ligadas a las acusaciones de que podría ser uno de los posibles culpables del accidente. Las bromas pasan desde la desconexión del mando, hasta la falta de batería.

Este mando ofrece una autonomía en torno a las 40 horas de uso. En caso de agotarse, usa un par de pilas, por lo que es fácil reemplazarlas. Fuera de los memes, es muy normal que se usen mandos para manejar este tipo de vehículos. Es eficaz, fiable y muy económico de implementar.

Sin irnos muy lejos, incluso tenemos al ejército de los Estados Unidos. EE.UU. tiene el submarino nuclear más avanzado del mundo, el USS Colorado, que entre sus controles se utiliza un mando de Xbox. En este caso concreto, el mando de Xbox reemplaza al clásico periscopio manual, por uno digital con cámaras de alta resolución capaces de girar en 360º.

Tal y como dijo el comandante jefe del Colorado en 2018

, la tecnología comercial ahorra una gran cantidad de dinero a la Armada. Por no hablar que un mando como el de Xbox ya es intuitivo para los propios marineros, ya que han sido heredados de la industria de los videojuegos. Por otro lado, el tanque británico Challenger 2, también usaba un controlador similar en los años 90. Eso sí, en aquel entonces, no era una versión comercial. Como normal general, en la actualidad, los ejércitos más avanzados emplean controladores de Xbox en sus dispositivos. El motivo es su fiabilidad y avanzada autonomía con un diseño de pilas intercambiables.

De esta forma, fuera de los memes, es poco probable que de los numerosos problemas que pudiera tener el OceanGate, a nivel de diseño, el mando de Logitech fuera un actor protagonista del fatídico desenlace.

Curiosamente, las ventas de este mando se han disparado

Sin ir más lejos, el Logitech F710 se lanzó en el año 2010. Eso quiere decir que 13 años después sigue a la venta, lo que otorga confianza por parte del consumidor, y de la propia compañía, de haber mantenido su producción. Este mando se puede encontrar por unos 38 euros en Amazon. Tras hacerse viral, en muchas tiendas ha comenzado a agotarse.

Evidentemente, por todo Internet, los usuarios han comenzado ha añadir nuevas reseñas. Las más vistas son "¿Puedo usar esto para mi sumergible?" y “¿Recomendaría este controlador para pilotar un submarino turístico? Preguntando por un amigo, gracias!”. Ahora está por ver si esto forzará a que Logitech termine descatalogando su producto tras lo sucedido con el submarino.

Evidentemente, no es que inspire confianza pagar una plaza en un submarino por valor de 250.000 dólares cuando el mando que lo controla cuesta 30 dólares, pero esto está siendo lo habitual. En el momento de la redacción de este artículo, aún no hay ningún informe que determine cuál fue el causante de que este submarino terminara implosionando. Todas las pistan están ligadas a un problema de diseño que no pudo soportar la presión atmosférica tras rebasar los 3.000 metros de profundidad.