Ya no te puedes fiar ni de tu cepillo de dientes. En realidad, los dispositivos del Internet de las Cosas son los menos fiables de todos. Parecen poca cosa, pero cuando se juntan tres millones de cepillos de dientes infectados con malware, pueden tumbar el sistema informático de una gran empresa con un ataque DDoS, y generar millones de euros en pérdidas.