Hace mucho tiempo en un taller muy, muy lejano -concretamente en el año 1977 y cerca de Van Nuys, California- la empresa Industrial Light & Magic comenzó a montar las maquetas y miniaturas de una película que acabaría definiendo toda una generación: Star Wars. Sin potentes ordenadores para crear escenas en 3D, como los que hoy usaría cualquier estudio para una película de ciencia ficción, a los artistas de ILM no les quedó otra salida que fabricar a mano detalladas maquetas para las escenas de combate espacial.