Aunque todavía es un prototipo, varios inversores ya han apoyado al proyecto y se han hecho pruebas reales con buzos. La clave de este sistema es que funciona gracias a los movimientos del propio buzo. Mientras este se mantenga en movimiento debajo del agua, el flujo de oxígeno será continuo. Es ligero, compacto y no requiere recargas. Hay que tener en cuenta, eso sí, que el sistema está pensado para la práctica del esnórquel, ya que el buzo solo puede sumergirse hasta cinco metros de profundidad.