Es sábado por la noche y Marta no tiene ninguna intención de unirse a su grupo de amigas para salir de fiesta. Ha tenido otra jornada interminable en la publicación para la que trabaja y mata el rato con su teléfono móvil. Me gusta, no me gusta. Este no, este puede, este sí. Las caras de los pretendientes de esta joven de 25 años vuelan a toda velocidad por la pantalla, como si de un catálogo de muebles se tratara. “Me lo tomé como un juego para conocer gente nueva, me atraía la posibilidad de acceder a ese tonteo previo sin salir de casa".

Seguramente tu mentalidad humana haya intentado hacer los cálculos para saber cuándo hablarle exactamente a tu ligue y no equivocarte. ¿Cuándo es demasiado impaciente? ¿Cuánto tiempo muestra cierto desinterés? Exactamente en ese momento de nuestra vida, me atrevería a decir que nadie está seguro de sí mismo sobre lo que está haciendo. Por eso, necesitamos Txtwar inmediatamente.

Psicólogos especialistas en el trastorno definen a los afectados como "personas que tienen autoestima baja" y "dificultad relacional". Los casos más graves suelen darse cuando trasladan el juego a la realidad. El 66,7% de los adolescentes entre 10 y 15 años ya tiene teléfono móvil propio. "Desde que nace, se le pone al bebé el móvil, la tablet o la televisión con los dibujos animados y esto no fav

Este artículo es una invitación a una nueva mirada, que considera el arte de la seducción como un proceso que se inicia con la consciencia de sí mismo, con la autoaceptación y el autoencantamiento, es decir, con la autoseducción y el autocuidado.

Por mucho que pongan mesas de ping pong y te dejen ir en patinete por la oficina, tu sigues estando explotado, aunque estás tan alienado que ni te das cuenta.

Durmet, una joven empresa gallega dedicada a la fabricación de colchones y artículos para el descanso ha creado Smarttress, el primer colchón del mundo que detecta la infidelidad.

Disponemos de montones de aplicaciones para conocer gente nueva, rollos, amigos, amantes y hasta potenciales parejas. ¿Acaso no habéis oído hablar de Tinder, Badoo, Meetic, Adopta un tío, Ok Cupid, Lovoo…? La carta es cada vez más amplia. ¿Y el menú? El menú son nuestras carnes (y hasta corazones): la casquería física y emocional de hombres y mujeres dispuestas a mezclarse con el mejor aliño. En este mercado se nos vende la idea de que "ahí fuera", en ese océano de internet, existe la persona con la que somos compatibles.

Los algoritmos suman cada uno de nuestros golpes a una tecla y son capaces de decir si estamos enfermos o embarazadas, como en el caso de los padres que se enteraron del embarazo de su hija adolescente porque el algoritmo del supermercado Target deciddió que había un cambio en las páginas web que visitaba esa persona y que el cambio se debía casi con toda probabilidad a un embarazo, con lo que automáticamente mandó a la vivienda un sobre con cupones de descuento para ajuar de bebé.

El último ejemplo llega de la Universidad de Oxford, donde un estudio ha arrojado un dato interesante aunque quizás no sorprendente: jugar nos hace felices. Así lo ha determinado un grupo liderado por el profesor Andrew Przybylski, que afirma que esta práctica puede tener efectos positivos en el bienestar de una persona.

Quizás en el Siglo de Oro funcionase la retórica y la poesía para encandilar al sexo contrario. Más de 400 años después, la situación parece haber cambiado: según un estudio publicado en 2019 por la Universidad de Stanford, el 39% de las parejas estadounidenses se conocen a través de internet. 20 años antes este porcentaje alcanzaba un anecdótico 2%, pero por aquel entonces todavía no se había desplegado el verdadero potencial de las redes interconectadas.