No sé si a ti te pasa, pero las dos preguntas recurrentes que siempre me vienen a la cabeza cuando empiezo un nuevo día son: qué ropa voy a ponerme y qué voy a comer. Lo de la comida lo he solucionado planificando los menús semanales con antelación. Lo del vestuario, como bien saben los millonarios, es una decisión en la que no merece malgastar ni tiempo ni energías.