WhatsApp sabe mucho de nosotros. Más de lo que podemos imaginar. Además de los datos que introducimos (nombre, foto de perfil, estado, contactos, etc.), automáticamente recolecta datos de nuestros hábitos de uso o dispositivo de acceso, así como aquellos que terceros le proporcionan (cuando un amigo le da a WhatsApp tu número de teléfono, por ejemplo). Así, acaba conformando un perfil muy preciso sobre nosotros.