En el siglo XXI múltiples procesos rutinarios como encontrar pareja, trabajo, reconocer rostros, tomar fotos, y enviar emails, entre otros servicios entregados por aplicaciones móviles, se basan también en el uso de algoritmos. Lo que parece algo propio del mundo de los matemáticos, ingenieros y científicos es, en realidad, la base del avance tecnológico de los siglos XX y XXI. Con el avance de la era de la información, los algoritmos se apropian cada vez más de los procesos tecnológicos y, por lo tanto, de nuestra vida.