"Una red de poker on line montada por al-Qaeda podría conseguir en tan solo unos días suficiente dinero, imposible de rastrear, como para financiar varios ataques como los del 11 de septiembre. Di no a las apuestas en Internet." Reza uno de los textos del anuncio "No dejes que empiece el juego", financiado por Sheldon Adelson, que ha inundado los foros de juego on line. Adelson se ha comprometido a gastar "lo que sea necesario" para combatir su propagación. Ya ha gastado una buena cantidad en crear un lobby en Washington para impulsar una ley.

Hecha a ley, hecha la trampa. Este dicho al que los pícaros del mundo recurren con mucha frecuencia para argumentar sus triquiñuelas, bien podemos aplicarlo tanto a una lado como al otro del océano Atlántico. Aunque una de las características que distinguen a los ibéricos es el carácter granuja, también hay gente así (y no poca) en Norteamérica. Allí, si hay que buscar las vueltas a las leyes, pues también se hace. No hay problema.

Un grupo ruso ha hecho ingeniería inversa sobre un modelo específico de máquina tragaperras, fabricado por la compañía austriaca Novomatic y ha averiguado el algoritmo de generación de números pseudoaleatorios. Un miembro del grupo juega durante un rato en el casino, grabando con el móvil lo que va pasando. Después manda el vídeo al equipo en Rusia, que lo analiza y se sincroniza con la tragaperras. A partir de ese momento el sistema es capaz de avisar al jugador, mediante una vibración del teléfono móvil, del momento para tirar de la palanca.

"Este juego es un casino con temática Star Wars diseñado para enseñar a los niños a gastar dinero. En una trampa. Es algo que debemos regular para proteger a los menores, que no son maduros emocional y psicologicamente para los juegos [de azar] y es por lo que esta prohibido para menores de 21 años, caigan en una espiral de gasto que por lo que muchos gastan miles de dolares en casinos online".

Con una Raspberry Pi se puede romper la seguridad de los barajadores de cartas a nivel mundial en cualquier casino, pero, ¿cómo lo hace?