No cotizan en ningún mercado bursátil pero al calor de cada nueva ronda de financiación donde los inversores hacen cola para poder meter en estas compañías su dinero, los denominados unicornios de internet ven como sus valoraciones están creciendo de forma exponencial en periodos de tiempo cada vez más corto.

Este artículo es una traducción de Reconsider, escrito por David Heinemeier Hansson. Hace unos doce años, cofundé una startup llamada Basecamp: una herramienta de colaboración simple que ayuda a la gente a avanzar juntos, vendida como suscripción mensual. Cogía una parte del trabajo de alguna gente y lo hacía un poquito mejor. Un poquito mejor que intentar manejar un proyecto por email o juntando un montón de sistemas de tareas, compartición de ficheros y chat.

¿Estamos ante una nueva burbuja tecnológica? Mucho se ha hablado durante los últimos años de los famosos "unicorns", esas startups que ya no lo...

Evernote, esa aplicación que ha sido durante años uno de los 3 o 4 servicios absolutamente esenciales en cualquier sistema de productividad personal y empresaria y auténtico estándar de las notas digitales, acaba de confirmar lo que para algunos es una muerte anunciada: dentro de pocos días no permitirán su uso en más de dos dispositivos en su versión gratuita.

Peloton busca una ronda de financiación por encima de 120 millones de dólares para superar los 1.200 millones de valoración.

Existe la creencia generalizada de que, para tener éxito montando una ‘startup’, debe haber siempre un elemento fundamental: una potente inversión que permita llevar a cabo el proyecto en cuestión. Pero la historia de cómo llegaron a la cima algunas empresas que ahora son unicornios (compañías que alcanzan una valoración de mil millones de dólares) demuestra que lo contrario es posible: esta inversión externa no tiene por qué ser un requisito previo durante las primeras etapas de una compañía emergente.

Las impresoras son máquinas odiosas. Es difícil encontrar un producto tecnológico con el que tanta gente se haya puesto frenética (¿la fotocopiadora, quizás?), y el mercado no hace nada por evitarlo. Tenemos internet, tenemos smartphones, podemos almacenar 400 GB en una tarjeta microSD... y tenemos unas impresoras que apenas han avanzado tres décadas después.

Cinco unicornios. Es así como se denominan a las empresas creadas de la nada y que tiempo después llegaron a valer más de mil millones de dólares. El argentino Martín Varsavsky creó cinco. Cinco unicornios.

Cabify ha anunciado una ronda de financiación de 160 millones de dólares. Acuden Rakuten Capital, el fondo TheVentureCity (fundado, entre otras, por la primera empleada de Facebook en España), Endeavor Catalyst o el fondo de inversión de Rosauro Varó (Gat Inversiones)

OutSystems, una de las mayores start-ups tecnológicas de Portugal, confía en mantener su posición de liderazgo en el mercado de rápido crecimiento de las aplicaciones construidas con una codificación mínima después de recibir 360 millones de dólares en financiación este año, dijo su CEO. La financiación ha renovado la atención en la creciente escena tecnológica de Portugal, ya que muestra que hay más unicornios, o empresas de nueva creación valoradas en más de 1.000 millones de dólares, en el país después de que el minorista en línea Farfetch

El rapero, cuyo un vehículo inversor (Casa Verde Capital) dedica gran parte de sus fondos a la inversión en la industria del cannabis, se ha convertido en accionista minoritario del banco digital Klarna Bank con sede en Estocolmo, y cuya actividad se centra en soluciones de pago y cobro para el comercio electrónico.

Cómo pasa una startup casi de la nada a valer 1.000 millones de dólares y convertirse en unicornio tecnológico, por qué hay tan pocas en España que lo logran y cómo son las que han llegado.

Tiempo requerido: 8–16 horas (un fin de semana) Dificultad: moderada Precio: $ 51- $ 150

La startup española Flywire acaba de convertirse en un unicornio gracias a una inversión de Goldman Sachs que ha elevado su valor a más de 1.000 millones de euros.

Gracias a su tecnología de inteligencia artificial, el artefacto podrá desplazarse de forma autónoma y sortear obstáculos.

Son un país sin grandes recursos naturales, fronterizo con Rusia y con poco más de un millón de habitantes. Con esta premisa es difícil imaginar que Estonia pueda ser una potencia tecnológica. Y sin embargo cuentan con 10 unicornios (startups valoradas en más de 1.000 millones de euros). Número similar al de España, que cuenta con 35 veces más población. Skype tiene muchos padres, pero la ingeniería detrás se realizó en Tallin. En las elecciones al Parlamento Europeo de 2019, el 46% de Estonia votó por internet.