Las pantallas faciales de plástico son prácticamente ineficaces para atrapar los aerosoles respiratorios, según los modelos que ha simulado el supercomputador Fugaku de Japón, el más rápido del mundo, lo que pone en serias dudas su utilización para prevenir la propagación del coronavirus. Un equipo del Centro para la Ciencia Computacional (R-CCS) del instituto de investigación Riken, en su campus de la ciudad de Kobe

El mecanismo es sencillo: pantallas redondas a dos metros de altura sobre los pupitres (para maximizar la captación de aerosoles) conectadas por una red de tubos que confluyen en un conducto común que saca el aire al exterior, donde un ventilador genera la corriente necesaria para extraer el aire del interior.

De poco sirve donar material médico de alta tecnología a países subdesarrollados que, ante el menor problema técnico, se van a ver obligados a “aparcar” esa maquinaria por no poder arreglarla. Será mejor utilizar diseños sencillos que permitan que un equipo de ingenieros del país de destino pueda construirlo, calibrarlo y repararlo.Bajo esa premisa se han desarrollado, en base a un proyecto liderado por la Universitat de Barcelona (UB), dos aparatos de bajo coste para facilitar la aplicación de apoyo respiratorio pediátrico y adulto

El spray de cristal líquido es transparente, no tóxico, y puede proteger prácticamente cualquier superficie contra casi cualquier daño de peligros como el agua, la radiación UV, la suciedad, el calor, y las infecciones bacterianas. El recubrimiento también es flexible y transpirable, que lo hace adecuado para su uso en una enorme variedad de productos.

Los casos de CORONAVIRUS continúan aumentando, con más de 200,000 casos y más de 8,000 muertes confirmadas en todo el mundo. Ahora ha llegado un spray revolucionario, garantizado para desinfectar completamente las superficies del hogar durante cinco años.

Si el lector cree que la batalla por el aire limpio de las ciudades se va a detener en la prohibición de los automóviles con motor diésel se equivoca. Los motores de gasolina también contaminan el aire, los de combustión interna a gas natural o gas licuado del petróleo lo mismo, pero es que los eléctricos también lo hacen. Al parecer, el polvillo que sueltan los frenos y los neumáticos con su simple uso también contribuyen a la contaminación del aire y esto afecta también a los vehículos de “cero emisiones”, como los eléctricos.