El doctor Doug Corrigan comenta un reciente estudio* realizado por científicos del MIT y de la Universidad de Harvard en el que se demuestra que segmentos del ARN del coronovirus terminan formando parte del ADN de la persona. Este hecho se consideraba prácticamente imposible hasta ahora. Abre sospechas de que lo mismo pueda ocurrir con las vacunas que emplean ARN mensajero.

(*) "SARS-CoV-2 RNAreverse-transcribed and integrated into the human genome"
www.biorxiv.org/content/biorxiv/early/2020/12/13/2020.12.12.422516.ful

En la entrevista el hombre cuenta cómo su exmujer falleció tras recibir la segunda vacunación de Moderna contra la COVID-19.

La compañía dice que las muertes no tienen relación con el hecho de que los pilotos se hubieran vacunado recientemente.

Lisa Shaw murió a los 44 años en mayo tras haber sido diagnosticada de trombos en el cerebro, lo que ha sido finalmente la causa de la muerte. Los síntomas aparecieron a la semana de haber recibido la primera dosis de la vacuna de Oxford-AstraZeneca en forma de dolores de cabeza que fueron a más.

Según el forense este efecto adverso se da en muy raras ocasiones. Se han reportado 417 casos y 72 muertes tras un total 24,8 millones de primeras dosis y 23,9 millones de segundas dosis inoculadas de la vacuna de AstraZeneca en Reino Unido.

Los datos muestran que el riesgo de muerte debido a K0 B1T varía de minúsculo a insignificante para los menores de 50 años antes de la disponibilidad de una inyección K0 B1T. El riesgo de muerte para las personas menores de 50 años debido al K0 B1T aumenta si han sido completamente vacunadas.